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Entre las menores hay adoratorios y plataformas, como la 14 o “de las Estelas”. Entre las mayores destaca la 16 o Palacio Oval, de inusual forma elíptica en la parte posterior y con 12 recintos; Las Gemelas o Estructura 17, con dos construcciones superiores idénticas. La 10, un gran basamento con un pequeño templo, posiblemente usado para ceremonias; y la 18 o arco, dos pasillos abovedados que indican la antigua entrada al sitio.
En la tumba de Ukit Kan Lek Tok, un gobernante de Ek’ Balam, se hallaron sus restos mortales y ricas ofrendas. Ostenta al gran Monstruo de la Tierra, arriba el rey en su trono y a sus costados dos recintos con pintura mural. En la fachada de la tumba hay unas enormes fauces con colmillos. La cosmogonía maya simboliza así la entrada al inframundo.
Se ubica entre las dos plazas. En sus estructuras han habido valiosos hallazgos, como una ofrenda de 90 vasijas.
Arco Maya a la entrada de la zona arqueológica.
El segundo más grande construido por los mayas en la Península de Yucatán. De 40 habitaciones, mide 160 m de largo por 60 de ancho y 31 de alto, otorgándole una vista inolvidable desde su cima. Su estuco modelado, espléndidamente conservado, comprende personajes míticos, gobernantes, guerreros y exquisitos elementos geométricos. La Acrópolis tiene varias etapas constructivas superpuestas, con recintos en diversos niveles comunicados por un intrincado sistema de pasillos y escalinatas.
El sitio fue reportado por vez primera en 1886 por el arqueólogo Désiré Charnay (derecha), y hasta 1984, dio inició su investigación.
Fundada en el Preclásico Tardío y ocupada hasta el año mil de nuestra era. El área central que visitamos, donde residía la élite, es apenas 1 km2 de los 12 que comprendía. Está protegida por dos murallas concéntricas con cinco entradas, en las que afluyen sacbés (“caminos blancos”). Ek Balam en Maya Yucateco, significa “estrella jaguar” o “jaguar negro”. Recibió el nombre de un gobernante.