Xcaret es una antorcha encendida desde la noche de los tiempos. Los dioses prendieron un imán en este rincón de México: una plácida caleta al abrigo de las mareas y los vientos del Caribe y a la vera de la sagrada isla de Cozumel. Por cientos de años, fue un hipnótico puerto. A la llegada de los conquistadores españoles la selva ocultó el sitio por varios siglos, pero su imán no se apagó. Hoy, convertido en un alucinante parque de recreo, Xcaret atrae a millones de visitantes a un contacto intenso y risueño con las sorpresas más cándidas del universo: ríos subterráneos, peces, aves, jaguares, tortugas, delfines, el arrecife...; el pasado y la actualidad del mundo maya.